La conexión entre muestras emociones básicas y el cuerpo ha sido objeto de numerosos estudios y debates por parte de diversos autores a lo largo de un extenso período de tiempo.

Algunos defienden una perspectiva dualista, que postula la existencia de una separación entre la mente y el cuerpo, mientras que otros sostienen que ambos constituyen una unidad indivisible. 

Esta última perspectiva, sumamente compleja, admite la existencia de una interrelación entre múltiples factores que abarcan aspectos tanto físicos como psicológicos, sociales, culturales y emocionales.

Como profesional de la salud mental, tiendo a considerar la mente y el cuerpo como un todo. 

¿Las emociones básicas y nuestro "cuerpo" no son lo mismo?

Desde una mirada psicoanalítica, el cuerpo no es simplemente el organismo físico. 

A diferencia del mero organismo, el cuerpo puede ser entendido como una construcción que se desarrolla desde el inicio de la vida y que continuamos reconstruyendo a lo largo de la misma. 

Desde que nacemos (e incluso antes de nacer), somos nombrados y constituidos por las distintas características que nuestra familia o entorno nos atribuyen como propias. También aprendemos e incorporamos, a partir de nuestros modelos de referencia (ya sean familiares o no), diferentes formas de representar y relacionarnos con nuestro cuerpo. Todo esto contribuye a la forma en que lo sentimos, nombramos y tratamos.

emociones básicas

¿Dónde experimentamos las emociones básicas? 

¿Las pensamos y luego las sentimos, o es al revés? Desde mi perspectiva, las emociones son experimentadas y expresadas a través del cuerpo. 

A veces, ciertos dolores físicos pueden estar revelando algo sobre los procesos y mecanismos psíquicos, es decir, determinados síntomas pueden expresar algo no resuelto en la vida de la persona en cuestión. Existen diferentes posturas en este debate. 

De lo que los profesionales de la salud mental podemos dar cuenta en nuestra práctica diaria es que cuando se habla y se da voz a ese cuerpo, a menudo se produce alivio y tal vez un mayor sentido para el sufrimiento que experimenta el paciente. 

Por ejemplo, a una dolencia que parecía puramente física, se le pueden encontrar múltiples significados al ponerla en palabras durante la terapia con un profesional. 

En general, esto no ocurre de la noche a la mañana y requiere un trabajo por parte del paciente y del profesional para descubrir y abordar lo que el cuerpo de una persona está expresando en un momento determinado.

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¿Cómo habla el cuerpo sobre nuestras emociones básicas?

Es muy común encontrarnos con pacientes que han pasado por numerosos estudios médicos para tratar una dolencia específica, sin éxito en la búsqueda de un diagnóstico y tratamiento. 

Un ejemplo de esto son los llamados “ataques de pánico”, se trata de un miedo excesivo y estado de alerta en la persona que se presentan en el cuerpo, causando palpitaciones, dolor en el pecho, sudoración, dificultad para respirar, etc. 

A los pacientes que experimentan estos síntomas a menudo se les informa que no hay una causa con base física en juego. Hay algo más allá de lo orgánico. 

En estos casos, es fundamental que el sujeto pueda desplegar y expresar cómo le afecta esa dolencia en su cuerpo, y tratar de establecer conexiones con aspectos de sí mismo o de su historia de vida que puedan estar relacionados. 

Esto ocurre dentro de un espacio brindado por un profesional, donde la confianza, la calidez y también cierto grado de interrogación o cuestionamiento ante lo que ocurre, propicien el trabajo de elaboración de las cuestiones que se presenten. 

Sin duda, es de suma importancia realizar visitas regulares al médico y someterse a los chequeos necesarios según las indicaciones de los profesionales de la salud en general.

De igual manera, es importante buscar el apoyo de un profesional de la salud mental que pueda servir como guía y acompañamiento, para abordar conjuntamente los aspectos emocionales, el estrés laboral, las dificultades en las relaciones o los desafíos cotidianos que pueden afectar el cuerpo.